El trío, : cómo encontrar a la media naranja del ménage à trois
Del dicho al hecho hay… un montón de vergüenza, indecisiones y nervios (¡muchos nervios!) a la hora de plantear que quieres hacer un trío. ¿Qué? ¿Cómo? ¡Yo no soy de esas! ¿Por quién me has tomado? O ellos: ¡Ni hablar! ¡Nadie va a tocarle un pelo a mi pareja! En fin, cuestiones capilares aparte, el trío es una fantasía de hombres y mujeres que, con total independencia de su orientación sexual, incluye las mismas resistencias morales hacia su consecución.
Chica-chico-chica, chico-chico-chica, chica-chica-chica, chico-chico-chico, chico-chica-osito de peluche… Si quieres hacer un trío olvídate de beber a mansalva para liberar tus deseos con palabras, chatear gratis por la Red o escribir comentarios en foros para conocer a gente. Tampoco te tomes en serio lo del osito de peluche (¡pobre!) y construye una estrategia realista con tu pareja. ¿Estás preparad@?
Podrías decirme que en un trío no hay ‘medias naranjas’, sino tercios. Pero no es cierto, por suerte o por desgracia las relaciones humanas no suelen regirse por fórmulas matemáticas. Así que, puestos a hacer cálculos, lo primero que tienes que asumir antes de hablar con tu pareja es que ambos debén comportarse como una sola persona… en lo que a gustos se refiere.
Este artículo va de hacer un trío por primera vez.. Lo más habitual entre amantes jóvenes (y no tan jóvenes) es que quieran experimentar ciertas fantasías universales, quizás tan sólo por materializar juntos un anhelo omnipresente. Si este es tu caso, sigue los siguientes consejos:
El pacto
A diferencia de las palabrerías entre políticos, el consenso es la parte más complicada del ménage à trois. Casi con toda probabilidad, en lo único que posiblemente van a estar de acuerdo es en hacer un trío. Y es que antes de proceder a la búsqueda hay que atar muchos flecos sueltos que creian bien sujetos. ¿Cómo? ¿Quieres que toque a otra chica mientras lo haces con ella? ¿No era yo la única que te excitaba?
No, no eras la única. Y si lo piensas un segundo, él –o ella– no es el único que te excita. En este mundo hay muchas personas que –atractivas o no– te seducirán, aunque sólo sea por el segundo de morbo que provoca su voz o el simple sueño de imaginártelos en la cama. Y no, esto no significa que algo vaya mal en tu relación. Lo único que hay que hacer es ser más sinceros al hablar sobre la atracción sexual.
Que le gustaría penetrarte a la vez que tocas a otro hombre… Pues puede que te apetezca o puede que no. La honestidad y el rango de tolerancia determinarán que su negociación llegue a buen puerto. Sobre la dialéctica conocid@s o extrañ@s, tienes que evaluar el nivel de seguridad emocional. Es decir, si sabes que se amán y que la persona conocida es de vuestra total confianza, ¡adelante! Bueno, no tan rápido. Si se trata de alguien desconocido, tendrán que generar cierta confianza para poder disfrutar del trío. De otro modo, tanto tu pareja como tú no podrán concentrarse en lo realmente importante, que es obtener un placer extra en la materialización de esta fantasía. Además, aún quedan otros flecos que atar: ¿cuáles son los límites sexuales
La media naranja
Ahora que ya sabes si es conocid@ o extrañ@, tienes que pactar el género deseado. Esto sí que es matemático: los dos quieren a un hombre o a una mujer = va bien; quieres que sea hombre y tu pareja, mujer = o pactas dos tríos con personas distintas o abandonas; quieres hacerlo con el osito de peluche = sustitúyelo por un masajeador para parejas que vibre y rote al mismo tiempo y probar su Kamasutra ilustrado.
¿Cómo acordán lo que se va a hacer en la cama? Siempre he dicho que los mejores estudios son los que se realizan in situ: dormitorio, salón o cuarto de baño, hagan el amor. Y hablen, hablen durante el acto de lo que harían con otra persona o lo que le pedirían que les hiciera. No sólo descubrán si realmente quieren hacer un trío, también determinen lógica y emocionalmente los límites sexuales del ménage à trois.
Entre tanto, prueba a conversar con tu pareja (la sensualidad va más allá del sexo) y descubre todo lo que le pueda gustar en la alcoba (los disfraces y stripteases son una buena forma de perder la vergüenza y explorar fantasías comunes)… Y practica, practica mucho.
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